miércoles, 3 de junio de 2009

ENTUSIASMOS CULPABLES ,MEJORANDO LO PRESENTE .

Cuando yo creía en Dios,
! cuantos orgasmos culpables ! :
más de uno y más de dos.
Y ahora que caigo en la cuenta,
sobre unos ciento cincuenta
como cantidad probable
aunque puede que mayor.

Margarita,Pili,Ana,
sin olvidar a Luisina,
de Palanquinos vecina,
a quien besé intensamente
a la sombra de una encina,
! qué beso tan sorprendente !
y que completa semana
aquel ósculo tenía
por cierto,mucho misterio,
pues nos lo dimos
apoyados en
la tapia de un cementerio.

Me acuerdo de Marilí ,
que era amiga de mi hermana
que de vez en cuando ,
en casa
me gustaba verla a mí.

Y también de Marinieves
que mentía mas que hablaba,
y al verla,
todos los jueves,
se me caía la baba.
Le falsifiqué las notas
de la Escuela de Comercio
donde de estudiar : ni gota.
Oye...
¿y que son los paramecios?

Mari Carmen La Gitana,
ciudadana de postín,
muy curiosa la cristiana,
pues alzaba su persiana,
pero solo un "poquitín".

Se subía cual la hiedra,
por la enramada cercana,
casó con Cantalapiedra
y a mi idilio puso fin
de forma tan chabacana.
Actuó como Cain
con la quijada de un asno
frenando aquel entusiasmo
de aquesta manera ruin.



Pero quizá
esta relación
de nombres enamorados,
no podía estar completa
si no añado a la receta,
con toda dedicación
a la chica del soldado:

Se llamaba Maravillas
y a su nombre hacía honor,
pues me hizo una camisa,
de buen corte ,
diseñada por mi menda,
cuando yo la mili hacía
en El Ferral del Bernesga,
campamento militar
en el que por 12 meses
a mí me tocó "pringar",
y jurar la banderita
rojo y gualda por demás.


Campamento que se hallaba
muy cerquita de León,
donde hice la instrucción
como queda relatado
unos versos más atrás.

Maravillas ,os decía
también me hizo una tortilla
de patatas
para chuparse los dedos,
y del cinturón la hebilla,
no quedaba más remedio
si querías comer pan
con algo sólido en medio.

Y estaba Maria Jesús,
gordita pero muy guapa,
a quien para enamorar,
yo siempre solia echar-
me
un perfume de los caros
encima de la solapa.

Aún quedan algunas más,
que en mi próximo relato
les haré pagar el pato,
por dejarse enamorar
por alguien tan timorato
a quien vergüenza le daba
de pequeño ,claro está,
salir a la calle con
un nuevo par
de zapatos.

Estar atentos al hecho
que pronto sucederá,
cuando un portero de cine
que se llamaba PROVECHO,
y que era de cierta edad,
en el MARI nos decía :
¿con cuantos quieres entrar ?